Por Carlos Martínez García – Presidente de ATTAC Andalucía.
Cuando
la Troika (UE-BCE-FMI) comenzó a imponer sus medidas en Grecia hace ya
tres años aproximadamente -decían que para combatir su crisis
económica-, una de las primeras fue la supresión de ayuntamientos y el
despido de miles de trabajadoras y trabajadores municipales. En el reino
de España esta medida se comentó algo, dentro del conjunto de las
agresiones sociales y democráticas contra el pueblo griego impuestas por
la Unión Europea, Alemania y sus bancos, así como por el Banco Central
Europeo. Pero la verdad, no se tuvo excesivamente en cuenta.
En
el reino de España, además, el sarampión anti-político, que tiene
responsables merecidos en muchos puestos de la administración
-comenzando por la Casa Real o jefatura bananera de nuestro estado,
presidentes autonómicos o alcaldes corruptos y pringados por el
ladrillo- hizo pensar a mucha gente que eliminar instituciones es bueno e
incluso necesario.
Si
bien es cierto que hay corruptos pero, no lo olvidemos, también
corruptores –es decir, ricos empresarios que corrompen para burlar la
ley y defender sus intereses, insisto, ricos especuladores que controlan
los resortes del poder- también hay muchas personas honradas y de buena
voluntad que gestionan intereses públicos en estos momentos, así como
en años anteriores. Pero sobre todo, hay que advertir que lo que nos
roban por la puerta de atrás es la posibilidad de, en no muy largo
periodo de tiempo, elegir personas del pueblo que no solo gestionen
honradamente, sino que estén a nuestro servicio y no al de las
oligarquías políticas bi-partidarias y/o económicas, y que se vean
imposibilitadas para cumplir con sus programas electorales o se vean
envueltas en una maraña de reclamaciones judiciales. Pues bien, si en
las próximas elecciones municipales elegimos concejales y concejalas del
pueblo, honradas, progresistas y de izquierdas, al servicio del pueblo
¿Con que se van a encontrar? Pues con nada o
muy poco que hacer. El Gobierno del PP está preparando una reforma
legislativa que vacía de contenido a los municipios, les hurta
competencias municipales e impide que estos gestionen los servicios de
atención y cuidado a las personas. Pero sobre todo, privatiza los
servicios y obras municipales. Es decir, convierte en puro negocio
arreglar aceras o alcantarillas, recoger la basura, cuidar zonas verdes o
ayudar a la infancia, los mayores; así como controlar el desarrollo de
nuestros pueblos –fundamentalmente- y ciudades.
Esta reforma en cuestión se denomina Ley de racionalización y sostenimiento de la Administración local. Poseo
el último borrador, y por tanto estas líneas ni son demagogia, ni
mentira. Pero deseo informar y difundir, sin aburrir y sobre todo
movilizar.
Actualmente
el poder de gobierno municipal reside en los electos y las electas,
pero la reforma legal que se propone por parte del Gobierno del PP
disminuye sus facultades democráticas, incrementa los poderes no
elegibles ni electos, tanto de técnicos que además controlará, como
secretarios/as e interventoras/es. Aumentando desmesuradamente el poder
de las Diputaciones Provinciales y sobre todo, sitúa al Ministerio de
Hacienda como el órgano controlador de los ayuntamientos. En pocas
palabras, trasladan las decisiones fundamentales a personas e
instituciones no elegidas directamente por los ciudadanos y que, por
tanto, estas y estos no van a tener la posibilidad de controlar, ni de
no votar, si lo hacen mal. Pero es que, además, los electos y electas se
encontrarán con la imposibilidad legal y de facto de apoyar a sus
vecinos o ejecutar lo que estos, mediante métodos participativos y
asamblearios, decidan o propongan.
No
es la disminución de concejales, ni el control de sus sueldos el
interés de esta ley o reforma de las leyes locales –verdadero tesoro
democrático, muy mal utilizado por cierto, que nos queda-. La verdadera
intención es repartirse el pastel del negocio que significa privatizar
obras y servicios municipales y de paso disminuir el poder ciudadano. Es
una operación mafiosa a gran escala, al objeto de que propagando lo
malos que son los políticos municipales –y es de justicia reconocer que
hay de todo, pero muchos buenos, e incluso excelentes también- en pura
realidad, enriquecer a empresas privadas contratistas. Pero hay algo
todavía más grave, y es que como los precios de los servicios a
contratar y privatizar de forma obligatoria los propondrá en pocas
palabras el Ministerio de Hacienda fundamentalmente y serán a la baja,
con un precio estimado que cumpla el objetivo de déficit, estos
servicios serán adjudicados a las grandes empresas contratistas y de
servicios que ya existen y no son ajenas a esta reforma legal. Las
cuales sí podrán competir, eliminando a todas las pequeñas empresas y
cooperativas locales que en ocasiones prestan estos servicios o ejecutan
obras municipales. Es decir, se cerraran muchas empresas familiares y
sociales, se hurtará el control municipal y se arruinarán más todavía
las economías locales, en beneficio de grandes empresas privadas, ya
existentes y operando.
¿Qué cómo obtendrán beneficios las empresas privadas grandes que se apoderarán del sector? Pues
muy sencillo, al hacerse con miles de contratos y no solo unos pocos,
lo cual le permitirá obtener beneficios. Pero sobre todo, pagando menos y
peor a sus trabajadoras y trabajadoras y precarizando el empleo.
Además, gracias a la mal llamada Reforma Laboral, dispondrán de mano de
obra esclava.
Esa
es la verdad de la reforma y no acabar con el despilfarro local. Con
ese despilfarro, allí donde se dé, no se va a terminar, pues el proyecto
de ley está cargado de trampas que en realidad permitirán seguir
contratando asesores a dedo y colocando amiguetes. Ya lo decía mi abuelo
“hecha la ley, hecha la trampa”. Esta reforma está plagada de trampas y
aconsejo leerla detenidamente. Pero sobre todo, advierto seriamente
tanto a los contagiados y contagiadas por el sarampión anti-político
inoculado por la extrema derecha y los grandes empresarios, como a los
movimientos sociales críticos con toda justicia, que esta reforma,
vendida como un recorte de sueldos a ediles, nos resultará todavía más
cara a las personas, pues encarecerá los servicios, privatizará y por
tanto dejará fuera de control competencias municipales e incrementará el
paro -y no de concejales precisamente, sino de clases trabajadoras-.
Así como tratará de evitar la previsible regeneración democrática que se
va a producir en los Ayuntamientos en la próximas elecciones locales.
¿De dónde viene semejante desaguisado legal? Pues en primer lugar de las imposiciones de la Troika.
En segundo lugar,
de la reforma constitucional del artículo 135 de la Constitución
pactada por PSOE y PP en los últimos días del gobierno de Zapatero, que
sitúa el déficit, pago de la deuda e intereses de los bancos, por encima
de las personas y los derechos humanos. De hecho, el preámbulo de la
ley proyectada expone:
La
reforma del artículo 135 de la Constitución española, en su nueva
redacción dada en 2011, recoge un principio de estabilidad
presupuestaria como principio rector que debe presidir las actuaciones
de todas las Administraciones Públicas. En desarrollo de este precepto
constitucional, se aprobó la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de
Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera que exige nuevas
adaptaciones de la normativa básica en materia de Administración local
para la adecuada aplicación de los principios de estabilidad
presupuestaria, sostenibilidad financiera o eficiencia en el uso de los
recursos públicos locales. Todo ello exige adaptar algunos aspectos de
la organización y funcionamiento de la Administración local así como
mejorar su control económico-financiero.
En tercer lugar, del
concepto autoritario de la política del PP, que está copiando la
estructura municipal del franquismo en los ayuntamientos. Los
municipios, sobre todo los medianos y pequeños, pasarán a ser
controlados por los secretarios, personal no electo, muchas y muchos de
los cuales además, en contra de su voluntad democrática, se verán
obligados a cumplir esta aberrante reforma. Las Diputaciones
Provinciales y los sub-delegados del gobierno en las provincias, que
serán los ojos y manos del Ministerio de Hacienda del Gobierno de Madrid
y desde Madrid, donde los Florentinos y sus semejantes, desde el palco
del Bernabéu, se repartirán los pueblos y “las provincias”. Esto es la
vuelta al más duro centralismo. Por eso quieren hacerlo urgentemente,
pues intuyen que el régimen que defiende sus intereses está en peligro y
se alumbran nuevos tiempos. También para evitar que reaccionemos. Pero
sobre todo porque el PP controla por ahora la inmensa mayoría de las
Diputaciones Provinciales, y estas son claves para repartir el pastel en
menos de un año.
Dicho lo cual, es imprescindible reaccionar y ya.
Defender la democracia local y participativa. Promover acciones de
protesta, ocupar los ayuntamientos y encerrarse en ellos. Constituirnos
en ejes activos de la política local y defender nuestros municipios como
gobierno más cercano. Además acabar ya de una vez con la mentira de la
deuda pública. Esta horrible y demagógica mentira silencia que el 70% de
la deuda del estado español es privada. Solo el 30% es público, y de
ese 30% no son los ayuntamientos los principales responsables.
Si
nos logran robar los ayuntamientos nos habrán robado otro espacio
democrático fundamental. Os invito a informaros más y mejor y sobre todo
a no dejarnos engañar. Hay que acabar con las oligarquías que nos
gobiernan de una vez y podemos hacerlo.
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