Artículo por Ignacio Escañuela, economista y alcalde de Carrión de los Céspedes (Sevilla):
En este breve escrito realizo un análisis cuantitativo del
anteproyecto de reforma local presentado por el gobierno de España y
enviado al Consejo de Estado. Por lo tanto, obvio hasta la parte final
las diferencias de ideas, no me planteo si yo soy de IU y el gobierno es
de derechas. Creo que en estas condiciones surge con claridad la idea
maestra: esta reforma local no ha sido diseñada para ahorrar, sino para restringir la democracia local. De hecho, es probable que genere más gasto que ahorro.
Porque
supongamos que mi único objetivo es ahorrar restringiendo los gastos de
las Administraciones Locales, es decir básicamente Ayuntamientos.
Entonces cojo esta reforma y veo las fuentes y cantidades de ahorro. En
lo que sigue, me baso en los datos recogidos por Velasco Caballero
(“Sobre le anteproyecto de ley (...)”, 2013) a partir del oscuro informe
del Instituto de Estudios Fiscales (sin fecha, sin metodología,
encargado por el Gobierno, sin contrastación científica posible). Las
fuentes de ahorro serían dos.
1ª. Eliminar las tareas que a los Ayuntamientos no les corresponden. Llamadas “impropias”, se ahorraría porque se duplican entre varias Administraciones.
Las
duplicidades existen, pero: ¿dónde? Veamos el Informe sobre
duplicidades del Gobierno Vasco. El Gobierno Vasco tendría el 30% de
todas las duplicidades encontradas, las Diputaciones Forales el 50%, y
los Ayuntamientos sólo el 20%. Las áreas son principalmente impulso
económico, servicios sociales, empleo y formación y transporte. Es
decir, existen duplicidades que encarecen los gastos y complican los
servicios para el ciudadano. Sin embargo, los Ayuntamientos son los
menos afectados: ¿por qué centrarnos en ellos?
En realidad, lo
que hace falta es un entramado competencial claro por áreas y programas
(innovación pública, seguridad ciudadana, aguas, suelo público, etc.), y
no una ley aplicada horizontalmente sobre los municipios. En otras
palabras, no se eliminan duplicidades laminando las competencias
locales, sino clarificando qué poderes tiene cada administración pública
en cada una de las áreas.
2ª. Eliminar de los Ayuntamientos
todas aquellas tareas que realizan con costes más altos de lo que sería
posible centralizando y alcanzando economías de escala. La reforma afirma que los municipios con menos de 20.000 habitantes prestan muchos servicios de manera ineficiente.
Resulta
que el informe calcula los costes de los servicios haciendo una
relación entre dos variables: población y gasto. De ahí saca el gasto
per capita y concluye que los municipios pequeños gastan mucho más y son
ineficientes.
Al parecer, el estudio olvida que correlación no
es causalidad. Un error muy grave. Si observo que el barómetro baja y
después llueve: ¿concluiré que la bajada de la columna de mercurio del
barómetro es la causa de la lluvia? Sería un insensato. Del mismo modo,
los autores del informe olvidan factores causales: por ejemplo, la
densidad de una población crea diferencias en metros de acera a arreglar
por cada habitante, originando diferentes costes en dicho arreglo. No
es que el municipio gaste más por cada metro a arreglar, sino que hay
más metros. Del mismo modo, si un servicio social es más caro por
habitante es posible que la causa no sea una ineficiencia en el gasto,
sino que una población tenga una media de edad superior.
De este
modo, el informe calcula increíblemente el coste esperado o estándar
como una media. Si en los municipios de tantos habitantes cuesta tanto,
entonces en los municipios menores debería ser igual. Nos olvidamos de
todas las variables y nos quedamos con habitantes y gasto. Así
concluiríamos que el Ministerio de Fomento es altamente ineficiente al
construir las carreteras por zonas montañosas y altamente eficiente
cuando no hay obstáculos naturales. ¿Es esto serio?
¡Entonces lo
que hace el estudio es razonar: si el Ministerio hiciese las carreteras
de montaña al mismo coste que el resto de vías, ahorraríamos tanta
cantidad! Pero, de hecho, no puede hacerlo así.
Los datos del
estudio son insuficientes y el razonamiento aplicado olvida factores,
¿qué nos queda? Vayamos al núcleo del razonamiento: existen múltiples
servicios donde hay economías de escala y, por lo tanto, se prestan con
menos costes a escalas muy superiores (por ejemplo, Diputación). Sin
embargo, las economías de escala se dan sólo cuando los costes fijos son
muy altos y los costes variables son comparativamente menores. Con un
ejemplo: existe escala en la recogida de residuos porque la planta
procesadora mínima es casi tan cara para municipios de 5.000 o 20.000
habitantes. Pero no pueden existir en un servicio clave de los actuales
municipios como es la atención a situaciones de dependencia: si lo
gestiona el ayuntamiento tendrá que disponer tres personas y un local
donde tener material y administración, y si lo gestiona la diputación
provincial tendrá que tener exactamente tres personas y el mismo local.
Es entonces comprensible que la mayoría de los municipios pequeños
tengan mancomunados los servicios de residuos y ejerzan individualmente
los servicios de atención a domicilio. Los propios Ayuntamientos han
establecido acuerdos y entes intermedios para los servicios con
economías de escala: de no hacerlo así, la falta de eficiencia les
hubiese penalizado en las urnas.
El problema conceptual estriba
en una falta de comprensión de la labor de los municipios. Los
Ayuntamientos tienen dos ventajas. Primero, son el ámbito público más accesible al ciudadano,
que muestra directamente su conformidad o crítica y que puede hacer
llegar sus necesidades y opiniones cara a cara. Segundo, por ello mismo,
los ayuntamientos conocen las preferencias locales y pueden darle una respuesta.
Por ejemplo, la preferencia por la seguridad, la asistencia a
domicilio, la educación, la cultura, etc., varían de un pueblo a otro y
encuentran una asignación de bienes y servicios adecuada. Esto es
imposible para las Autonomías o para el Gobierno central, que por ello
ofrecen algunos servicios de manera ineficiente.
Porque la
eficiencia no es sólo tener menos costes, sino también ofrecer al
ciudadano lo que realmente necesita y prefiere, y hacerlo con calidad. Y una administración es tanto más eficiente cuanto más abierta está a la participación en las decisiones. ¿Piensa este Gobierno alguna vez en la calidad, la apertura al ciudadano y la democracia?
En
definitiva, una reforma cara y mala, porque no permitirá bajar los
costes y, sin embargo, alejará al ciudadano y le quitará uno de los
instrumentos fundamentales para poder hacer vales sus preferencias y
derechos.
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