El órgano consultivo alerta de la posible inconstitucionalidad del anteproyecto del Gobierno
Extraído de El País, artículo por María Fernández
Madrid
3 JUL 2013
El dictamen que el Consejo de Estado ha emitido sobre el anteproyecto de ley para la reforma de los Ayuntamientos es una auténtica bofetada en la cara del Ministerio de Hacienda porque cuestiona una de las reformas estrella del ministro,
Cristóbal Montoro y por extensión del Gobierno de Rajoy. Un trago
amargo para el Ejecutivo que lleva la firma de José Manuel Romay
Beccaría, uno de los padres políticos del presidente.
Una semana esperó el organismo para hacer público el dictamen que
daña la columna vertebral de la reforma. Fuentes próximas a Hacienda
consideran, sin embargo, que el ministerio seguirá adelante con el
proyecto después de aplicar unos cuantos cambios más o menos cosméticos.
"Harán un apaño para salir del paso. Si la norma se recurre y es
inconstitucional, para cuando se pronuncien los jueces ya se habrán
desmantelado los municipios", reflexiona un una fuente cercana al
proceso.
La pista de que nada parará al Gobierno la dio el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta,
que aseguró tras conocer el informe que el texto "deja clara la
legitimidad constitucional del Gobierno para legislar una regulación
normativa uniforme y de vigencia en todo el territorio español", en
ejercicio de las competencias reconocidas en la Constitución. "No puede
afirmarse que la regulación en proyecto atente contra la garantía
institucional de la autonomía local, por más que de ello resulte un
marco competencial más estrecho que el que se definía hasta ahora en la
Ley de Bases de Régimen Local", afirmó Beteta. En cualquier caso para
Beteta se trata de un simple problema técnico con observaciones "en su
mayor parte procedimentales", y de carácter "no esencial".
Un juicio que ni siquiera comparten sectores del Partido Popular. El presidente de la Federación Gallega de Municipios, José Manuel Rey Varela (PP),
advirtió que el varapalo del consejo "debe hacer reflexionar" a
Hacienda para "reabrir la negociación y buscar un gran consenso".
La oposición en bloque, y en especial el PSOE, que se ha empleado a
fondo contra la reforma, aplaude la valoración del Consejo de Estado.
"Avala todos nuestros argumentos", señaló el secretario de Política Municipal, Gaspar Zarrías.
"Queda claro que es inconstitucional y un ataque injustificado a los
Ayuntamientos y al ciudadano. El informe viene a poner en cuestión las
bases de la reforma", señaló. Los socialistas exigen al ministro que
retire el anteproyecto y que negocie desde cero a partir de septiembre.
El representante de IU en la FEMP y alcalde de Rivas Varciamadrid, José Masa, también exige al Gobierno un cambio de rumbo aunque el dictamen del organismo no sea vinculante.
Las claves del examen del Consejo de Estado
Competencias municipales. La reforma del Gobierno
reduce las competencias propias de los municipios y, en líneas
generales, los despoja de contenido social. Convierte lo que hasta ahora
se definía en el artículo 25 de la Ley de Bases de Régimen Local (el
listado de atribuciones), en una serie mucho más limitada y además
cercena la autonomía de los Ayuntamientos para desarrollar las llamadas
"competencias impropias", las que no le atribuye la ley, que siempre
supeditan al cumplimiento de la estabilidad presupuestaria . El dictamen
reconoce la "considerable constricción de la autonomía de los
municipios", que pretende el Gobierno pero apunta a que el planteamiento
del anteproyecto no atenta "contra la garantía institucional de la
autonomía local". Pero más adelante recuerda la jurisprudencia del TC
para señalar que "el legislador puede disminuir o acrecentar las
competencias, pero no eliminarlas por entero y, lo que es más, el
debilitamiento de su contenido solo puede hacerse con razón suficiente y
nunca en daño del principio de autonomía, que es uno de los principios
básicos de nuestra Constitución"
Coste estándar. El coste estandar es un nuevo y
polémico concepto muy cuestionado. El Ejecutivo determinará a través de
un Real Decreto unos costes máximos que los Ayuntamientos no podrán
superar a la hora de prestar un servicio. Si se pasan, la prestación de
ese servicio se trasladará automáticamente a las diputaciones
provinciales. Al Consejo de Estado le llama la atención que una
herramienta tan importante de la norma se despache sin apenas
explicaciones: "Siendo el coste estándar un valor al que se anuda la
función ablativa de las competencias municipales, lo único que el
anteproyecto establece en relación con su determinación es que el
Gobierno lo fijará". Ataca que la "falta de concreción", sobre cómo se
regulará este principio y alerta de que su aplicación puede reducir "en
exceso", las competencias municipales garantizadas por la Constitución.
No se queda ahí. El coste estandar puede terminar convirtiéndose en lo
contrario de lo que pretende el Ejecutivo -una herramienta de ahorro-
porque el dictamen cuestiona su misma esencia, al alertar de que el
traspaso de las competencias a las diputaciones se realiza sin ningún
tipo de cautela. "No se considera que la diputación a la que se
encomiende la prestación se encuentre en una situación de debilidad
presupuestaria". Tampoco se tiene en cuenta que una diputación decida no
asumir un servicio. Incluso ataca el hecho de que todos los servicios
se equiparen: "No parece que deba aplicarse el mismo régimen de
intervención al servicio de transporte urbano que al de policía local".
El dictamen concluye recomendando al Gobierno que revise de arriba a
bajo la regulación en este punto. "a fin de que se presente más completa
y dotada de mayor claridad y coherencia".
El poder de las diputaciones. Si el coste estandar
se cuestiona, el "vaciamiento competencial", que esa herramienta podría
generar se ataca sin reparos. Si las competencias se trasladan a las
Diputaciones, "que son entidades representativas de segundo grado no
sujetas a mecanismos de elección directa", eso implica que "no quepa
exigir a estas entidades responsabilidad política", si gestionan mal los
servicios, "lo que en última instancia puede desvirtuar el principio
democrático". Recuerda además que el Gobierno no somete a las
diputaciones a las mismas reglas del "coste estandar". Recomienda que se
adopten "fórmulas alternativas más respetuosas con la autonomía
municipal", y desliza que podrían ser las mancomunicades las que presten
servicios.
Fusión de municipios. Los alcaldes se pusieron desde
el primer momento en contra de la intención de Rajoy de fusionar
Ayuntamientos. El Consejo de Estado sin embargo sugiere que podrían
impulsarse estos procesos para garantizar una base "poblacional y
económica sólida", a cada consistorio. "El anteproyecto podría precisar
en qué supuestos y bajo qué condiciones la insuficiencia de recursos
[...] podría llevar a iniciar un proceso de fusión".
Mancomunidades. Sobre la posibilidad de que
desaparezcan, el informe es contundente al indicar que se violan las
competencias de las Comunidades Autónomas. Esa "intromisión", la
califica como "no admisible desde el punto de vista del esquema
constitucional". Otro argumento para los que ven la reforma contraria a
la Carta Magna.
Entidades locales menores. Beteta califico
eufemísticamente la reforma como un paso para "esponjar organismos". Es
decir, la reforma elimina o contribuye a debilitar todo lo que no sean
Ayuntamientos de tamaño medio o grandes consistorios. Por el camino,
además de las mancomunidades, están en peligro miles de entidades
locales menores. Unas agrupaciones con un gran patrimonio forestal que
pasaría a formar parte de los municipios y que tienen un caracter
fundamentalmente cooperativo. El Cosejo de Estado se pronuncia en este
punto demandando "reglas necesarias para garantizar la seguridad
jurídica". La Federación Española de Concejos cree que el texto
"manifiesta que el Estado no es competente para regular los aspectos
relativos a la creación y extinción de las Entidades Locales Menores" y
que, por lo tanto, el Estado no puede de un plumazo modificar su
naturaleza jurídica obligándolas a extinguirse.
Servicios sociales. El texto dedica una reflexión a
que el anteproyecto quiera terminar con las competencias "relativas a la
salud, la educación y servicios sociales". Pero señala que el Estado no
puede ordenar a las Comunidades Autónomas que las hereden "por afectar
al ámbito competencial autonómico que escapa a las competencias básicas
del legislador estatal". Además, sugiere que tal supresión "no impida"
que los Ayuntamientos presten servicios sociales bajo otra denominación.
"Podría valorarse", dice el dictamen, "que sigan prestándolas como
competencias impropias".
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